Una cueva submarina en México atrae a los turistas con un peculiar atractivo. Y es que a los buceadores les encanta sumergirse en ella para ver crecimientos inusuales que han sido apodados «Campanas del Infierno».
El cenote conocido como «El Zapote», se encuentra en la Península de Yucatán, en México. Este sumidero que alcanza los 50 metros de profundidad, comenzó a atraer la atención de los buceadores turísticos internacionales, quienes designaron a la atracción como «Hell’s Bells» (Campanas del Infierno).
El nombre se refiere a las estalactitas de forma inusual que se pueden ver aquí.

Hace millones de años, como resultado del colapso de la parte superior de la cueva, las capas superiores de tierra y plantas cayeron al agua. Comenzaron a pudrirse, reproduciendo sulfuro de hidrógeno y amoníaco en el agua. Debido al clima tropical y la proximidad de las montañas, el lago comenzó a llenarse de agua de lluvia y agua subterránea.
Todo esto llevó al hecho a que el agua limpia se acumulase en la parte superior y una gran cantidad de amoníaco y sulfuro de hidrógeno quedase en la parte más profunda.

A mitad de profundidad del cenote, con forma de reloj de arena, es donde se encuentran las campanas del infierno. Estas «campanas» se formaron gracias a bacterias que se alimentan de dióxido de carbono en el agua, lo que disminuye su acidez provocando que los minerales se precipiten y, capa por capa, se vayan originando las campanas.
Fue este factor, según los científicos, el que dio lugar a la formación de estalactitas con una forma inusual.

La estalactitas resultaron en varias formas y tamaños, siendo totalmente distintas las unas a las otras. Hay «campanas del infierno» pequeñas y grandes, así como campanas en varias capas debido a que el agua eliminó parte de los depósitos acumulados y luego reaparecieron los crecimientos.

El conocimiento acerca de estas campanas del infierno es relativamente moderno. Durante algún tiempo, los científicos han presentado varias versiones de lo que contribuyó a la aparición de estos crecimientos, pero no existe una versión totalmente veraz.
Posteriormente los buceadores, y todo aquel que vio las fotos de las estalactitas, decidieron que todo esto eran las maquinaciones del diablo, por lo que denominaron al fenómeno «Campanas del Infierno».
Por cierto, cuando descubrieron el cenote se encontró el esqueleto de un oso perezoso en el fondo, el cual extrajeron para estudiarlo detenidamente y poder conocer más acerca de su historia y su relación con el cenote.