Como parte de una antigua madrasa mucho más grande, Chor Minor, en Bujará (Uzbekistán), es un tesoro arquitectónico que cautiva a los visitantes con su diseño distintivo y su encanto.
Su historia, arquitectura y significado cultural la convierten en un lugar imperdible para aquellos que desean explorar la rica herencia de Uzbekistán.

Tabla de contenidos
Introducción
La gran nación de Uzbekistán está impregnada de monumentos y sitios históricos impresionantes. Y entre ellos se destaca la madrasa Chor Minor, un magnífico ejemplo de la arquitectura islámica en la ciudad de Bujará.
Conocida por su distintivo diseño de cuatro minaretes, esta madrasa cautiva a los visitantes con su elegancia y encanto.
A continuación echamos un vistazo a la historia, arquitectura e importancia cultural de la madrasa Chor Minor.
Historia
La madrasa Chor Minor, cuyo nombre se traduce como «cuatro minaretes«, fue construida en el siglo XIX durante el periodo del kanato de Bujará.
Fue erigida por orden de Khalif Niyaz-kul, un rico comerciante de seda, como parte de una madrasa más grande que ya no existe a día de hoy.
La madrasa Chor Minor, la cual surgió después de que Khalif Niyaz-kul hubiese quedado prendado por el fenomenal Taj Mahal durante un viaje que hizo a la India, fue la puerta de entrada a la desaparecida madrasa original, la cual albergaba a estudiantes y maestros de la orden sufí Naqshbandi.
La construcción de la madrasa Chor Minor, también referida comúnmente como madrasa de Khalif Niyaz-kul, se completó en el año 1807.
Arquitectura

La característica más destacada de la madrasa Chor Minor son sus cuatro minaretes, ubicados en cada esquina del edificio.
Los minaretes están coronados por cúpulas azules en forma de cebolla, típicas de la arquitectura islámica de Asia Central. Cada minarete presenta decoraciones únicas, con azulejos esmaltados en vibrantes tonos de azul, blanco y verde.
La armonía de colores y formas convierte a Chor Minor en un verdadero espectáculo visual.
Edificio principal
El edificio principal de la madrasa Chor Minor consta de una sala de oración y cuatro pequeños habitáculos.
La sala de oración, situada en el centro, está decorada con motivos geométricos y caligrafía árabe. Las paredes están adornadas con mayólicas, creando un ambiente sereno y sagrado.
Por su parte, cada habitáculo individual se conecta mediante pasajes y cada uno tiene su propia cúpula.
Si bien estos espacios actualmente no cumplen una función específica, brindan a los visitantes la oportunidad de explorar la estructura desde diferentes perspectivas.
Minaretes
Tres de las torres de la madrasa fueron utilizadas en sus orígenes como espacio de almacenamiento y, en una de ellas, existe una escalera que conduce al punto más alto del edificio, pudiendo acceder a la terraza superior. Esta terraza es accesible a día de hoy.

Se dice que la idea de levantar cuatro minaretes fue para representar a las cuatro religiones que se extendieron por Asia Central.
Y es que en la madrasa Chor Minor se pueden encontrar elementos que evocan cruces, una rueda oratoria budista, así como decoraciones islámicas y motivos del zoroastrismo. A su vez, la cúpula de la madrasa es una representación del cielo y de unión entre los cuatro minaretes (o religiones).
Los cuatro minaretes también son una representación de los cuatro puntos cardinales.
Reconstrucción
Fue en el año 1995 cuando uno de los minaretes de la madrasa Chor Minor se derrumbó por la acción de aguas subterráneas. Al ser uno de los puntos claves de la ciudad, las autoridades locales trataron de hacer ver que la construcción no había sufrido grandes daños, sin embargo afectó al edificio completo.
Tras solicitar ayuda a la UNESCO y a los fondos del Patrimonio Mundial, la torre fue reconstruida, sin embargo se utilizaron materiales no tradicionales y de baja calidad.
Aún así, la madrasa Chor Minor volvió a ser uno de los puntos de referencia de Bujará. Y su imponente y llamativa apariencia actual así lo atestigua.
Importancia cultural

La madrasa Chor Minor es un testimonio vivo de la rica herencia islámica de Uzbekistán y su historia multicultural. Y aunque es más pequeña en comparación con otras madrasas famosas de Bujará, su singularidad y belleza arquitectónica la convierten en un destino turístico popular.
Los visitantes pueden disfrutar de la tranquilidad del lugar, explorar los detalles arquitectónicos y apreciar la artesanía tradicional que se ha mantenido a lo largo de los años.
Además de su importancia histórica y cultural, la madrasa Chor Minor también ha adquirido un significado simbólico. Se considera un símbolo de la unidad entre diferentes ramas del islam y de la tolerancia religiosa que ha caracterizado a Uzbekistán a lo largo de los siglos.
La madrasa Chor Minor se alza como un recordatorio tangible de la convivencia pacífica y el respeto mutuo entre diferentes comunidades religiosas en la región.
Información práctica
La madrasa Chor Minor, con su maravillosa arquitectura de cuatro minaretes y su importancia cultural, se destaca como uno de los tesoros arquitectónicos de Uzbekistán. Esta joya, situada en un barrio humilde y seguro, ofrece a los visitantes la oportunidad de sumergirse en la rica historia y el patrimonio cultural de la región.
A fecha de creación de esta entrada, en el interior de la madrasa Chor Minor funciona una pequeña tienda. Dentro, se puede pedir subir las escaleras de una de sus torres, generalmente por el pago de una pequeña tarifa.
Dirección de la madrasa Chor Minor: calle Mekhtar Anbar a la altura del 90, Bujará 200100, Uzbekistán.
Horario de apertura de la madrasa: de lunes a domingo de 08:00 a 18:00.