Cada año, los científicos descubren especies nuevas de seres vivos. Pero incluso de aquellos que han estado viviendo junto a nosotros durante miles de años, de los que creemos que sabemos todo, pueden seguir sorprendiéndonos y que tengamos percepciones erróneas de ellos.
A continuación vemos cómo algunos de los estereotipos más populares sobre el comportamiento y la fisiología de los animales, pueden estar alejados de la verdad que conocemos.

Tabla de contenidos
1. Los perros ven el mundo en blanco y negro.
Para nada. Estudios recientes han demostrado que las mascotas tienen visión de color, aunque ven todo de manera diferente a los humanos.
Los conos son responsables de la percepción del color por parte de la retina. Los perros tienen menos conos que los humanos y no tienen conos que sean sensibles al rojo. Por lo tanto, al igual que las personas daltónicas, no notan la diferencia entre el rojo y el verde.
Por otro lado, los perros son buenos para distinguir los colores azul-violeta, muchos tonos de gris y son mejores para moverse en la oscuridad que nosotros: los bastones responsables de la visión nocturna son más sensibles en ellos.
2. La leche es buena para los gatos.
No siempre es del todo cierto. Al verter leche en el plato de un gato, en realidad corremos el riesgo de dañar a nuestras mascotas: como la mayoría de los mamíferos, dejan de digerir la lactosa con la edad.
Alrededor de los 3 o 4 meses, el cuerpo del gato deja de producir la enzima que descompone el azúcar de la leche, y beber leche puede provocar problemas digestivos.
Es mejor ofrecer kéfir de gato adulto o crema agria baja en grasa.
3. A los ratones les encanta el queso.
Aquí está otro mito de toda la vida. El queso no se encuentra en el hábitat natural de los roedores, y evolucionaron en condiciones en las que no existía nada parecido. En realidad, los ratones prefieren alimentos ricos en carbohidratos, como cereales y frutas.
Durante varios experimentos, los ratones rechazaron rotundamente el queso.
4. Los topos son ciegos.
Estos habitantes subterráneos tienen ojos, aunque muy pequeños, con un diámetro de 1 a 2 milímetros.
Con su ayuda, el topo puede distinguir algunos colores contrastantes, ver objetos en movimiento y reaccionar a los cambios de iluminación. Todo esto le ayuda a moverse por los espacios, así como a detectar presas y depredadores en movimiento.
5. Los camellos almacenan agua en sus jorobas.
¿Alguien realmente piensa esto? En sus jorobas, los camellos no acumulan agua, sino grasa: estas reservas permiten a estos increíbles animales del desierto estar sin comer hasta 14 días. En condiciones extremas, las grasas se descomponen, proporcionando nutrientes al cuerpo, y la joroba se reduce considerablemente de tamaño.
Otras características ayudan a los camellos a sobrevivir sin agua. Y es que estas asombrosas criaturas son capaces de minimizar la pérdida de humedad y son muy resistentes a la deshidratación, soportando la pérdida del 30-40% del líquido.
6. Los avestruces esconden la cabeza en la arena por miedo.
¿En serio? Un concepto erróneo común se ha establecido firmemente en las mentes e incluso dio origen a la unidad fraseológica «política del avestruz». Pero, en realidad, nadie ha podido confirmar que un avestruz esconda su cabeza en la arena por miedo: en un momento de peligro, el ave simplemente salta y huye a una velocidad de hasta 70 km/h. Esto es mucho más efectivo que enterrarse la cabeza, porque de esa manera se podrían asfixiar.
Realmente, inclinándose hacia la tierra, el avestruz da descanso a los músculos del cuello o recoge pequeños componentes del suelo para ayudarse a digerir la comida.
7. Los búhos son los pájaros más inteligentes.
¿Quién afirma esto?. La reputación del búho como ave sabia probablemente se deba a su apariencia sólida: una cabeza grande, ojos enormes y una mirada «afilada». Además, desde la antigüedad se le ha asociado con la diosa griega de la sabiduría, Atenea.
Pero las habilidades intelectuales de estas aves son bastante promedio: tienen un cerebro pequeño y diversos experimentos han demostrado que los loros, los cuervos e incluso las palomas son mucho más inteligentes que los búhos.
8. Los padres/madres abandonan a sus polluelos si son tocados por una persona.
Disparates. Tal peligro para la descendencia de las aves, por regla general, no es una amenaza. En primer lugar, los padres son criaturas muy cariñosas y no abandonan a los hijos sin motivo aparente, pues dedican muchos esfuerzos a la procreación.
En segundo lugar, las aves tienen un sentido del olfato débil y la mayoría de ellas no distinguen bien los olores, incluidos los humanos.
9. Los delfines son criaturas amistosas.
¡Cuidado con esto! La benevolencia de estos mamíferos es muy exagerada y en realidad no sienten demasiado amor por los humanos, pues son principalmente depredadores que viven en el océano.
Así que no esperes ayuda de los delfines salvajes: se acercan a las personas más bien por curiosidad, y los intentos de nadar con ellos en mar abierto a veces terminan en mordeduras o lesiones.
Hay casos documentados en que estas criaturas incluso acabaron con la vida de sus propias crías y atacaron a otros animales.
10. Los tiburones pueden oler la sangre desde una gran distancia.
Otra mentira. El estereotipo, replicado en los thrillers con tiburones, no se confirmó en ninguno de los últimos experimentos: estos depredadores no pudieron oler una gota de sangre desde lejos.
Sin embargo, en comparación con los humanos, tienen un sentido del olfato muy desarrollado, pero en esto se diferencian poco de otros peces.
Después de demostrar las habilidades olfativas de las rayas y los tiburones, los biólogos estadounidenses llegaron a la conclusión de que la sensibilidad olfativa es aproximadamente la misma y que ninguno de ellos puede distinguir el olor a sangre a una distancia de un kilómetro.